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CASA FLORA

Proyecto de rehabilitación realizado por los arquitectos Carmel Gradolí y Arturo Sanz, en el barrio de Benimaclet (Valencia). Aquí destacan las casas-patio, un recurso que recurren a menudo ambos arquitectos como elementos integrador del espacio. Un elemento que durante años fue el gran olvidado de la arquitectura moderna y que Arturo y Carmel, han recuperado para convertirlo en un espacio fundamental no solo a nivel estético, sino como eje funcional de la vivienda. 

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La casa Flora es una casa-patio ubicada en el corazón del barrio de Benimaclet fiel al estilo vernáculo utilizando elementos tradicionales tanto en su lenguaje como en los materiales empleados. La vivienda es más que una casa de pueblo, es el resultado el respeto por el entorno, el clima, la luz mediterránea y las tracciones más ancestrales en un barrio que primero fue pueblo y hoy en día, pese haber sido absorbido por la ciudad, resiste y empeña en mantener su singularidad de antaño. 

El patio es además, como decía Barragán, "sorpresa y magia". Sorpresa porque esconde un paisaje que no es apreciable desde el exterior. Y magia, por el hechizo que produce poder disfrutar en el interior de la casa de un trocito de cielo abierto. 

La planta baja es un espacio diáfano en el que confluyen las zonas comunes: comedor-cocina-salón, y como continuación, el patio, el lugar de recreo y encuentro al que se accede desde la zona de estar mediante una transición natural al exterior. Y es precisamente esa naturalidad la que le otorga el papel de estancia principal, de núcleo vital. 

La casa posee dos plantas más, donde se articula el programa. La primera planta, encontraremos tres dormitorios, dos de ellos desenfocan en el patio, junto con el servicio principal. En la última planta, el estudio abarca todo el espacio, uniéndose a una pequeña terraza para disfrutar las noches de verano. 

Ya desde la fachada, la casa conecta con su entorno. Pequeños detalles como los rosetones, los azulejos o las molduras dejan ver que habla el lenguaje del barrio y cómo ese lenguaje ha sido trasladado a la arquitectura. Una conexión que se refleja también en su interior. Sobre el suelo de madera se intercalan piezas de pavimento cerámico que se van repitiendo en diferentes puntos de la vivienda y que, junto a otros detalles constructivos artesanales, potencian el carácter tradicional del espacio. Ladrillo panal, barro, madera y cerámica le dan, además de calidez, coherencia a la vivienda, ubicándola así en el espacio en el que nació. 

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